Las emociones: entendiendo su naturaleza y función en nuestra vida
El pasado 23 y 24 de marzo estuvimos en el Festival Vibra, ocasión en la que nuestros terapeutas Georgina Elorriaga y Sergio Sánchez hablaron sobre los bloqueos energéticos y las emociones. Hoy quieren profundizar un poco más en el conocimiento de las emociones.
Es importante entender que las emociones son una parte fundamental de nuestra experiencia humana, aunque entenderlas, sentirlas, procesarlas y abrazarlas puede ser un desafío lleno de aprendizajes y un camino de autoconocimiento. Antes de hablar sobre cómo las emociones nos ayudan en nuestra vida diaria, es crucial definir qué son y cómo se manifiestan en nuestro ser.
¿Qué son los bloqueos energéticos? ¿Y las emociones?
El cuerpo energético se interrelaciona con el físico, el mental y el emocional, y está formado por un conjunto de “canales” a través de los cuales circula un “flujo” constante y global de energía de forma ininterrumpida y equilibrada. A lo largo de nuestra vida sufrimos situaciones que nos abruman o que no somos capaces de procesar. Esto provoca que la emoción se quede en un primer momento encapsulada en forma de energía y finalmente se acabe generando una densificación en el plano físico que dificultará la circulación de energía provocando una disfunción o desequilibrio a varios niveles de la persona.
Así pues, los bloqueos energéticos y la gestión de las emociones tienen una relación directa.
Una emoción básica (derivada del término en inglés e-motion, que significa «energía en movimiento») es una reacción corporal instantánea e inconsciente ante un estímulo. Es importante diferenciar entre emoción y sentimiento: mientras que la emoción es una respuesta visceral y física, el sentimiento es la percepción consciente y mental de esa emoción y define cómo la vivimos.
Cuando percibimos una situación, influyen un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo. La experiencia humana de una emoción implica un componente fisiológico, verbal y conductual. Un suceso en sí mismo no produce una emoción. La evaluación instantánea de lo que produce es la emoción; por eso las relaciones las condicionan y están condicionadas por la consciencia y la historia personal. Las emociones las vivimos desde la corporalidad y cada una de ellas tiene la función de darnos una información muy importante que nos permite lidiar con nosotros mismos, con nuestras relaciones y con nuestro entorno.
Cuestionando la «negatividad» de las emociones
¿Cuáles son las emociones «negativas»? Si caemos en la trampa de categorizar las emociones como positivas o negativas tendemos a reprimirlas. Es común identificar las emociones básicas de la ira, la tristeza y el miedo, por ejemplo, como emociones negativas, pero esta clasificación puede limitar nuestra comprensión e integración de su verdadero propósito y función en nuestras vidas. Nuestra propuesta es identificarlas como desagradables, no negativas.
Es importante reconocer que todas las emociones, incluso aquellas que consideramos desagradables, tienen un propósito vital. Por ejemplo, definamos las bondades de tres de las la emociones desagradables básicas más reprimidas:
- Ira: más que simplemente ser una emoción destructiva, la ira puede ser una fuerza motivadora que nos impulsa a establecer límites saludables, en algunos casos mantenernos en pie, defender nuestro espacio vital y mantenernos enfocados en nuestras metas.
- Tristeza: la tristeza nos permite procesar pérdidas y múltiples duelos que vivimos a lo largo de nuestra vida, así como nos permite un estado de introspección y conexión con nuestra vulnerabilidad.
- Miedo: el miedo nos alerta sobre posibles peligros, “escanea” los nuevos contextos y nos impulsa a tomar medidas para garantizar nuestra supervivencia y seguridad. Nos paraliza, favorece nuestra huida o facilita la defensa cuando hay una amenaza real.
Es importante no confundir tampoco una emoción con una conducta. En el caso de la ira, por ejemplo, se suele confundir con agresividad. Si pensamos que debemos evitar la ira y no la escuchamos, no damos espacio a reconocer qué nos está pasando cuando algo no nos está gustando, no nos damos permiso a poner límites y probablemente intentamos conductualmente “evitar el conflicto”. Éste lo estamos evitando comunicar, pero realmente aumentamos nuestro conflicto interno, potenciando a la larga una conducta agresiva con la persona en cuestión.
La importancia de la gestión emocional y su integración dentro de un proceso personal de desbloqueo físico, emocional, energético y de autoconocimento
Una vez que entendemos que todas las emociones tienen su lugar y propósito en nuestras vidas, es crucial aprender a gestionarlas de manera saludable. La gestión emocional implica reconocer, aceptar y expresar nuestras emociones de manera constructiva y asertiva. Paralelamente, sobre todo aquellas que rechazamos y vemos en las personas con las que nos relacionamos, nos ayudan a darnos cuenta de aquellas que no aceptamos en nosotros.
Existen diversas herramientas para la gestión emocional. La clave está en encontrar lo que funciona mejor para cada individuo y practicarlo regularmente para cultivar una mayor consciencia emocional y bienestar integral. Te recomendamos 5 herramientas que te ayudarán a tomar consciencia, procesar, canalizar y gestionar tus emociones:
- Mindfulness y/o meditación: practicar la atención plena y la meditación puede ayudarte a desarrollar una mayor consciencia de tus emociones, presencia y foco con uno mismo, así como a cultivar la calma interior, relajación y la aceptación.
- Diario de emociones: llevar un diario donde puedas escribir tus pensamientos, emociones y sentimientos puede proporcionarte claridad sobre tus emociones y ayudarte a procesarlas con mayor facilidad.
- Prácticas creativas: el arteterapia, la música, la danza o cualquier otra forma de expresión creativa pueden ser medios efectivos para canalizar, descargar y procesar emociones profundas o reprimidas.
- Técnicas de relajación: hay varias técnicas que puedes utilizar para eliminar tensiones, relajar tu sistema nervioso y tu cuerpo y calmar tu mente. Aquí podemos encontrar varios ejemplos.
- Terapia: buscar la ayuda de un profesional especializado en gestión emocional puede brindarte un espacio seguro para explorar y comprender tus emociones más profundas, así como para aprender estrategias efectivas para gestionarlas.
Por qué cultivar una relación saludable con nuestras emociones
Finalmente, para vivir una vida plena y satisfactoria, es fundamental cultivar una relación saludable con nuestras emociones. Esto implica aceptar todas nuestras emociones, tanto las placenteras como las desafiantes, sin reprimirlas. Puede haber una fase de rechazo en las que juzgamos algunas de ellas, pero suele tener que ver con nuestro sistema, nuestras creencias arraigadas y nuestra historia personal. Es importante no juzgar ese “juicio temporal”, mientras ponemos el foco en integrarlas cada vez más, felicitándonos por nuestros pasos.
Al aprender a reconocer todas nuestras emociones, podemos expresarnos desde nuestra autenticidad y podemos experimentar una mayor conexión con nosotros mismos y con los demás, facilitando relaciones más auténticas y equilibradas. En última instancia, la capacidad de gestionar nuestras emociones nos permite sentirnos más libres de ser y vivir desde quienes somos, nuestra esencia, nuestra vibración genuina.